jueves, 26 de mayo de 2011

De batucadas politizadas...

Durante el mes de mayo se llevan a cabo las graduaciones de las diversas escuelas públicas de Puerto Rico. La graduación es un acto oficial correspondiente a las autoridades escolares cuyo propósito es simbolizar públicamente el logro del estudiante. Además, es el momento en el que oficialmente se otorga el grado. Los maestros entendemos que la colación de grados debe ser organizada y dirigida por la escuela y sus funcionarios.

Sin embargo, en los actos de graduaciones modernos tenemos una celebración que se distancia de la oficialidad que debe tener un acto como este. Los interesados en dicha actividad organizan una serie de grupos que se encargan de coordinarlos. Los grupos costean muchos de los gastos de la graduación pertenecientes a la logística y la decoración, entre otros. Según las autoridades escolares, el Departamento de Educación no provee todos los fondos necesarios para realizar dichas actividades o se circunscribe a producir ciertos aspectos, como los diplomas. En esos casos, el grupo que dirige la clase se convierte en el organizador de la logística de la graduación y por tanto, en el dirigente designado para qué se hace o no se hace en dicho acto.

Las graduaciones se han convertido en un espectáculo que a veces llega a durar más de tres horas. Integran bailes como el "belly dancing," cantantes de regguetón, pantomimas, batucadas o cualquier otro entretenimiento que se encuentre de moda. No está nada mal celebrar un logro, pero cada ocasión tiene su lugar y su espacio. Para celebrar tenemos las jaranas, las fiestas de graduación e incluso los fines de semana en las piscinas, entre otras actividades que organizan las clases graduandas.

También se convierte en una tribuna para los políticos locales, quienes aprovechan la concurrida actividad para dar sus discursos que ni siquiera están contemplados en el programa original. Se les otorga la oportunidad para que suban al escenario a dar un saludo, que acaba siendo un discurso político encaminado a su campaña. Aparecen estos políticos cargando con medallas improvisadas que se dan sin mediar por el proceso escudriñar los promedios o el liderazgo reflejado por el estudiante en su medio escolar.

La escuela y la comunidad deben estar integradas, eso es lo ideal y lo favorable para la escuela. No obstante, la colación de grados debe ser un acto oficial, solemne, realizado por todos los componentes escolares para el disfrute de los estudiantes. Una graduación no debe ser un carnaval, ni una parada, ni un acto político. A fin de cuentas, cada estudiante ha llegado a su meta con su esfuerzo de la mano de sus maestros y con el apoyo de sus padres o familiares. Todo lo demás... está de más.